martes, 13 de diciembre de 2011

A VELAR LAS ARMAS

La burguesía en la Argentina se alista para aplicarle a los trabajadores un duro golpe, según el anuncio de la presidenta en la Conferencia de la Unión Industrial Argentina.
Por un lado, se empezó a alejar de Hugo Moyano y la cúpula de la CGT que fueron un sostén determinante de la gobernabilidad del “modelo” durante ocho años. Por otro, se lanzó un recorte del gasto público con la eliminación de subsidios, política con que el gobierno vino sosteniendo la baja inversión de la clase empresaria y, a la vez, conteniendo el precio de las tarifas de los transportes y los servicios públicos que pagan millones. Ambas decisiones significan la preparación del capital para un ataque al salario de la clase trabajadora, por vía directa o indirecta.
Se sinceró el ministro De Vido: “El recorte en los subsidios de luz, gas y agua es una señal a los mercados”. El aumento de tarifas, así como los que vienen en el transporte, se hace sobre la base de hacer pagar a la población la continuidad de las privatizaciones de los servicios públicos y las ganancias de los grupos empresarios privatizadores. Ahora, dice CFK, con menos subsidios del Estado los empresarios deberán invertir más. Ahora bien, del ránking de las 10 empresas que más ganaron en el 2011 tenemos en primer lugar a Alpargatas del grupo brasileño Camargo Correa que, sin embargo, lejos de reinvertir, es una empresa de avanzada en las suspensiones de obreros en la industria textil. Los que invierten parcialmente -algunas filiales de multinacionales automotrices que necesitan producir aquí para el Mercosur- lo hacen a costa de ajustar los planes de aumento salariales como muestra el pre-acuerdo a la baja entre Volkswagen de Córdoba y la directiva del SMATA. Nuevo signo de los tiempos, en la conferencia de la UIA en el Hilton, no sólo estaban los industriales sino también los principales popes de la Mesa de Enlace del "campo", como Hugo Biolcatti.
Hasta ahora, a Moyano le dieron un tratamiento preferencial para contener los aumentos salariales por debajo de la inflación y, al mismo tiempo, mantener la herencia de los ‘90 que se preservó bajo la alianza de los K y la CGT, como el empleo en negro, precarizado y tercerizado de más de la mitad de la clase trabajadora, cuyas condiciones de explotación quedaron por fuera de toda discusión en las negociaciones paritarias en años de enorme crecimiento económico y superganancias empresarias. Ahora, la impugnación que hizo la presidenta al proyecto de Ley del diputado Recalde de la CGT de “participación en las ganancias” para los trabajadores en blanco, fue acompañada de la contrapropuesta oficial de que eso se haga, en todo caso, no por la ley ni la fuerza del Estado, sino en las paritarias que se cocinan con topes salariales. Es decir, que el lema pos electoral de “producir más” significa atar los aumentos de salarios que vayan más allá de las pautas dictadas por el poder Ejecutivo, a la productividad capitalista ya que, como dijo Cristina, de esa manera “los trabajadores se ponen la camiseta de la empresa”. A sabiendas de que ahora el proyecto está liquidado con la nueva mayoría K en las cámaras, Moyano redobló la apuesta con una frase antigubernamental: “La justicia social es un trabajo digno, un salario digno y una vivienda digna. Y todavía no la hay”. ¿Se prepara Moyano para iniciar un camino hacia la confrontación más abierta con el gobierno? “No pondremos palos en la rueda” se encargó de aclarar. No hay ruptura declarada, ni se puede depositar ninguna confianza en ello, pero se han abierto brechas entre el gobierno y la CGT que las comisiones internas antiburocráticas del sindicalismo de base necesitan aprovechar. Sin ninguna ilusión y concientes que la burocracia sindical, aunque el gobierno le esté pisando la cabeza, va a preferir la subordinación a los capitalistas y liquidar las tendencias clasistas del movimiento obrero, hay que impulsar resueltamente el frente único obrero para defender las demandas de los trabajadores y acelerar su experiencia política con el gobierno, empezando por exigir en el ámbito de los sindicatos acciones concretas de oposición a todo aumento de tarifas y topes al salario que se quiera imponer en las paritarias.
El discurso de CFK que la emprendió tanto contra la desprestigiada dirección de la CGT como contra los desprestigiados gremios aeronáuticos encubren el intento de debilitar todas las acciones de protesta que se acrecentarán ante el giro cristinista de mayor compenetración con los intereses empresarios y el fin de las concesiones a la clase trabajadora. La persecución y represión a los luchadores aumentará, como lo demuestra la amenaza gubernamental de retirarle la personería gremial a los controladores aéreos. En la misma dirección, en este conflicto se sancionó el decreto 1840/2011 que pone a los mismos bajo la jurisdicción de la Fuerza Aérea, dándole a ésta la posibilidad de poner a los trabajadores en comisión, es decir, privarlos de su estabilidad en el empleo. La presidenta le ha mandado un mensaje a todos los trabajadores del país: quienes luchen por sus derechos y hagan huelga serán enfrentados por el gobierno.
Las primeras respuestas ante la crisis internacional de la presidenta reelecta han sido a la derecha, y esto será procesado por los trabajadores que con su voto depositaron su confianza en el gobierno pero no dieron un cheque en blanco. Hay que prepararse para esta nueva etapa ante la dinámica de la crisis del capitalismo y las consecuencias del giro cristinista, fortaleciendo las posiciones clasistas en el movimiento obrero, promoviendo nuevos delegados de base al frente de las comisiones internas contra la burocracia sindical.
Frente a los ataques de la burguesía, la clase obrera deberá velar las armas en la perspectiva de construir, ante esta crisis histórica del capitalismo que está en curso, una palanca para la solución histórica del trabajo asalariado: un partido de la revolución socialista