lunes, 4 de febrero de 2013

Francia, desarma y sangra...


Los signos de la profunda crisis por la que atraviesa el capitalismo han comenzado a manifestarse, desde hace ya varios años, en los llamados países del “Primer Mundo”: aquellos procesos de desmantelamiento de los Estados de Bienestar, ajuste, recorte de las conquistas de los trabajadores, y crecimiento vertiginoso de la pobreza y de los sectores marginales de la sociedad que se instalaron hace ya más de tres décadas en regiones como la nuestra, comenzaron a implementarse en el último lustro en los principales países capitalistas. En este sentido, las gestiones de Nicolas Zarkozy, en Francia, Silvio Berlusconi, en Italia y José Luis Rodriguez Zapatero, en España, por citar algunos ejemplos, han sido las más claras impulsoras de las políticas neoliberales en Europa, en pos de paliar los efectos de la crisis. De la mano de estos procesos, las condiciones de vida del pueblo trabajador no han hecho otra cosa más que agravarse: los índices de desempleo han alcanzado cifras históricas (en España una tasa récord del 26%), cientos de trabajadores inmigrantes han sido castigados y expulsados de las metrópolis (víctimas del recrudecimiento de la xenofobia), otros tantos han quedado en situación de calle, ni qué hablar de los niveles de explotación a los que se encuentran sometidos quienes conservan aún su empleo.
Esta crisis general y de alcance inédito no deja de trasladarse al plano de actuación -global- de las fuerzas capitalistas que intentan salir de la crisis en base a la explotación de los recursos de los países más pobres, agudizándose, de modo tal, las contradicciones imperialistas por el reparto del mundo. En este caso, dichas contradicciones se manifiestan en el continente africano, objeto apetecible para nuevos pretendientes, como China, India y Brasil. Desde 2010 la subregión del oeste africano, es objeto de ingerencias e intervenciones militares de las potencias imperialistas con el pretexto de “lucha contra el terrorismo” (enemigo al cual ellas mismas alimentan -no olvidemos la entrega de armas, entrenamiento y fuerzas especiales que Estados Unidos concretó para el derrocamiento de Khadaffi). Detrás de las pretendidas "pacificación" y "estabilización" del territorio, lo que está en juego, en realidad, son:
- la política imperialista por el reparto del mundo (en este caso del continente africano);
- el acceso al petróleo del Golfo de Guinea, al uranio de Níger y a los ricos materiales que abundan en la región;
- la lucha de los imperialistas anglosajones (EEUU, GB) y Francia, para frenar la penetración en la región de China, India, Brasil, y, por último;
- aplastar cualquier intento de protesta de las masas populares, sumidas en la miseria, que sufren la falta de libertad política y la represión ejercida por la clase dominante local títere del imperialismo.
Así las cosas, los bombardeos últimos de Francia sobre el territorio de Malí, no son un hecho menor, en momentos en que la economía francesa presenta una situación de "crecimiento cero", en que la tasa de paro asciende al 10,5%, incrementándose las tensiones sociales y con miras a profundizar la la agresiva política de austeridad que golpea a las capas populares. Francia intenta reafirmarse como potencia con sus derechos sobre una zona que alguna vez le perteneció, sobre un territorio que se ha privatizado y repartido como una torta entre las multinacionales en las últimas tres décadas.
Malí es una nación africana de aproximadamente 15 millones de habitantes, octava en los últimos cuatro años en ser bombardeada por las potencias occidentales (luego de Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Libia, Somalía y las Filipinas). Tiene un rico territorio que alberga por un lado, a más de la mitad de su población total ubicada por debajo de la línea de la pobreza, una clase dominante corrupta y servicial a los intereses imperialistas y un Estado altamente endeudado. Respecto a sus recursos naturales, Malí cuenta con: oro (tercer productor de oro en África con prospecciones a gran escala; siete minas de oro operativas y minas que han reiniciado la producción en los últimos años y otros tantos proyectos avanzados), uranio (indicios alentadores de presencia de yacimientos de gran potencial, avanzan las prospecciones), diamantes (potencial en la prospección, descubrimiento reciente de 30 rocas kimberlitas de las cuales  8 han confirmado su carácter de diamantes), piedras preciosas (en cantidad: granates, minerales magnéticos de rara clase, minerales de pegmatita, corindones, minerales metamorfoseados, cuarzo y carbonatos), mineral de hierro, bauxita y magneso (a explotar,  cálculos dan más de dos millones de toneladas de potenciales reservas de mineral de hierro y 1,2 millones de bauxita), otros recursos minerales y potenciales (cobre, mármol, yeso, caolín, fosfato, plomo y zinc, litio, esquisto bituminoso, lignito, sal de roca, diatomita) en potenciales estimados de millones de toneladas) , petróleo (cuyo potencial ya atrae un interés significativo de los inversores), además de su potencialidad como ruta estratégica de transporte de petróleo y gas del Sub-Sahara hacia el mundo occidental. ESO LO EXPLICA TODO.
Desde el 11 de Enero pasado cientos de bombas caen sobre la población civil: miles de personas huyen de las zonas de guerra refugiándose en países limítrofes donde la población también es pobre. Pareciera que la historia se repite, decenas de años hace que los pueblos sufren bombardeos, represión, explotación; la conclusión es clara: la rapiña, el saqueo, la muerte, la desolación para los pueblos es una condición sine qua non del sistema capitalista. Hace medio siglo, la población argelina luchaba por librarse de las cadenas imperialistas que la oprimían; hoy, el mismo agresor, Francia, demuestra que no ha renunciado al saqueo, so pena de quedar retrasada en la lucha interimperialista por el reparto del mundo. En este último, globalizado, interrelacionado, tienen más vigencia que nunca las palabras del Manifiesto Comunista, escrito hace más de ciento sesenta años: "PROLETARIOS DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS", en la convicción de que sólo los trabajadores del mundo están en condiciones e interesados en terminar con la explotación del hombre por el hombre.


La única verdad es la realidad


    Si todo fuese como lo transmite Argentina en Noticias la pobreza en nuestro país estaría a punto de desaparecer, la deuda externa ya no pesaría como antes sobre cada argentino, habríamos iniciado un camino inigualado de independencia y desarrollo (industria pesada incluída), los científicos, antes obligados a irse del país, habrían vuelto a una patria que ahora los apoya y estimula, el vigente modelo político-económico argentino estaría concitando el interés mundial por la magnitud de sus éxitos, y en definitiva el sistema capitalista, cuya brutal crisis golpea con fuerza aún a los países más desarrollados del mundo, tendría un ejemplo esperanzador en el "modelo de desarrollo con inclusión" inaugurado por el patriota post-mortem Néstor y continuado por Cristina Fernández.

No cierran los números

    Sin embargo, el ilusorio paraíso mediático creado por el gobierno se va esfumando rápidamente ante la dura realidad que, a diario, viven los trabajadores y el pueblo. Veamos algunos datos oficiales, más precisamente de la Encuesta permanente de Hogares ,tercer trimestre del 2012: 30% de la población urbana argentina (11,1 millones de personas) vive con 35 pesos por día, es decir, recibe menos de 1800 por mes. Existe además un 10% que vive con menos de 17 pesos por día;mediciones no oficiales ubican a la pobreza, hoy, en no menos del 20% de la población urbana, es decir más de 7 millones de pobres; digamos, de paso, que no precisamos de las estadísticas para saber del abrumador crecimiento de la  pobreza y de la marginalidad; éstas se observan a simple vista en las calles de las principales ciudades argentinas. Del mismo modo la desocupación la cual, según puede verse en la página web del INDEC, alcanzaría un 7.6 a lo que debe sumarse: subocupación 8,9 %, subocupación demandante 6.2, subocupación no demandante 2,7. Es sabido cómo este organismo oficial falsea las estadísticas ocultando aquellos datos que perjudican al gobierno, no obstante, estos  números, en la realidad concreta, significan, como mínimo un 20% de gente sin trabajo en la población económicamente activa.
    Otros datos oficiales (Ministerio de Trabajo) actualizados a junio de 2012 dicen que existen 15.913.400 de personas ocupadas de las cuales (hablando en criollo) están en blanco 10.553,566, es decir el 66,3%, el restante 33,6 trabaja en "negro" lo que quiere decir que no tienen obra social,ni aportes para una futura jubilación, ni derechos por enfermedad, accidentes, etc. Por supuesto que el grueso de los trabajadores en negro son asalariados en relación de dependencia y, además, ganan cerca de un 30% MENOS que los empleados en blanco (recordemos que en los años del menemismo los trabajadores eran seducidos por el trabajo en negro pues éste les significaba mayores ingresos, hoy no es necesario para la patronal seducir a nadie, el trabajador se ve obligado a emplearse ilegalmente o no trabajar; es decir otra forma de explotación se "confirmó" y acentuó,en los años de gobierno "nacional y popular") Sigamos con los datos del Ministerio de Trabajo: hasta junio de 2012, el promedio del salario bruto de los trabajadores en relación de dependencia era de $ 6.200, sin embargo, siempre datos ofiales, el 65% cobraba menos que el promedio y el 25% menos de 3000 pesos mensuales; si tenemos en cuenta el costo de la canasta familiar de 7000 pesos (mediciones hechas por universidades coincidentes con el informe del gremio ATE para una familia tipo) vemos que a  la mayoría de los trabajadores argentinos no sólo les cuesta llegar a fin de mes, sino que año a año se van empobreciendo.

Hablando de buitres

    Pero no es nuestra intención oponer a la felicidad mediática del sistema,en este caso aparatosamente representada por el gobierno de turno ,una larga lista de desvelos y preocupaciones que podrían agregarse a los que sufren las clases desposeídas.Ya hemos hablado en "El Asalariado" sobre el discurso mentiroso que ha cautivado a los sectores "progre"; de la extranjerización de la economía, de los falsos actos de soberanía, del pago de la fraudulenta deuda externa, de las muchas medidas reaccionarias (como la ley antiterrorista y la ley de accidentes de trabajo) de la represión real y sistemáticamente negada por los aplaudidores, la corrupción, etcétera. Sería erróneo si alguien concluyera en que estamos "contra el gobierno" pues, en rigor de verdad estamos contra el capitalismo como sistema que perdura en base a la explotación de los trabajadores, y en este sentido sostenemos que el gobierno actual  es un modelo de capitalismo lamentable, ni siquiera tiene vuelo propio (léase proyecto de una "burguesía nacional") como en otros tiempos pudo intentar el llamado "populismo", por el contrario éste favorece a las grandes empresas extranjeras, y reparte las migajas del festín entre amigos. Digamos, tanto que se habla de los fondos" buitres", que en nuestro país los auténticos buitres son su clase dominante la cual subsiste de devorar la carroña que desdeña el imperialismo.

Los problemas de la clase    

    La clase media argentina se manifiesta ofendida porque no puede comprar dólares e indignada por la falta de seguridad; ninguna de esas cuestiones forma parte de las preocupaciones de los asalariados, los desocupados y subocupados ¿Qué obrero puede comprar dólares con los magros salarios y la inflación?Y, en cuanto a la inseguridad, existe preocupación y asombro ante todo por el crecimiento explosivo de la delincuencia, pero como bien puede verse, en los reclamos obreros no está presente el tema. En suma, estas cuestiones afectan desde  la pequeña burguesía para arriba. Lo que sí podemos constatar es la preocupación del pueblo trabajador por el deterioro del salario real; por las crecientes dificultades para acceder a una vivienda; por las deplorables condiciones de la salud pública cuyos hospitales, atestados de pacientes, carentes de personal, insumos e infraestructura son un retrato cabal de un país pobre; y otras cuestiones tales como las escuelas de las barriadas cuyo rol pedagógico ha sido suplantado por la función de contener la creciente marginalidad; los transportes cuyo coste y condiciones son una ofensa cotidiana que se le inflige al pueblo; el abandono que los municipios hacen de los barrios donde viven los trabajadores, siempre lejanos, siempre mal iluminados, siempre con su pavimento (cuando existe) destruído. En fin estas y otras cuestiones, producto de una pauperización ininterrumpida comenzada hace décadas, constituyen las auténticas preocupaciones del pueblo trabajador.

Las tareas para el cambio

    Si los trabajadores pudieran confluir en un Partido que representase cabalmente sus intereses, no serían, tal vez, necesarios los agotadores y a veces vanos esfuerzos de la lucha contra la burocracia sindical la cual, en muchos casos, lleva décadas enquistada en las direcciones de los gremios. Pero los trabajadores están, en gran número, (el 64% de los ocupados) en los más de tres mil sindicatos de nuestro país -datos de la Dirección de Agrupaciones Sindicales dependiente de la cartera laboral- y allí en esas organizaciones que la clase construye para luchar contra los patrones están, paradójicamente, los primeros enemigos a vencer, los peores pues están en su propio seno, conduciendo y conspirando a la vez contra sus compañeros; son los burócratas, los reformistas, los conciliadores, aquellos que prohijados por el Estado, la patronal y los partidos políticos y con los métodos más infames, contribuyen a mantener "en caja" a los trabajadores, es decir en los estrechos límites del reclamo salarial. De este modo, la clase social que objetivamente está en situación de transformar la sociedad y terminar con la explotación del hombre por el hombre, ve mellado su filo revolucionario quedando reducida a simple productora de plusvalía o lo que es lo mismo: soporte de las relaciones de producción que la oprimen.
    Sabemos, en la OTM, que existen sindicatos clasistas y combativos y saludamos, además, el surgimiento en todo el país de agrupaciones de las mismas características, pero también vemos con preocupación cómo, en general se reproducen los errores y defectos de los partidos de izquierda en el plano político; el hegemonismo (dirigimos nosotros o nada); el electoralismo (nos juntamos para las elecciones y después si te he visto no me acuerdo); el vanguardismo ("merecemos" dirigir por lo que pensamos, no por lo que hacemos) y también el sectarismo por el cual,muchas veces, la agrupación termina siendo de unos pocos por razón de aferrarse a un estrecho y rígido marco ideológico que la masa desconoce o no comparte.
    Así las cosas, no debe esperarse pues el ejemplo desde la política sino que debe comenzarse desde las bases, promover allí el debate de ideas, la unidad la democracia  y la lucha con todos los trabajadores. Desde nuestro punto de vista debe pensarse menos en efímeras alianzas y más en la construcción de organizaciones que privilegien de forma seria y sostenida en el tiempo no sólo la lucha sino también la formación sindical y política .