domingo, 12 de mayo de 2013

¿DEMOCRATIZAR LA JUSTICIA?



Una vez más los grupos de poder luchan por conquistar o defender sus intereses. Ahora la disputa se da en el campo de la justicia.
Por un lado el Gobierno Peronista que quiere monopolizar el poder judicial con reformas que aumentan la injerencia del Poder Ejecutivo de turno. Por el otro lado, la oposición que supo defender “el corralito”, el congelamiento de salarios, las privatizaciones, entre otras, levanta la bandera de la “familia judicial”, una casta que nació al amparo de los diferentes Gobiernos, democráticos y militares.
Más allá de los discursos efectistas a los que nos tiene acostumbrado la presidenta, lo concreto es que a la clase trabajadora esta reforma, al menos no la beneficia y en cierta medida la perjudica. Decimos esto porque, por ejemplo, la creación de nuevas Cámaras de Casación van a prolongar aún más los reclamos laborales en perjuicio de los trabajadores y en beneficio de los patrones. Los trabajadores jubilados van a ver como sus reclamos se prologan más años. En definitiva esta reforma implica un obstáculo más para la clase trabajadora.
Esta reforma, por otro lado, no modifica los privilegios que tienen hace años los integrantes del poder judicial: beneficios impositivos, sueldos superiores a la mayoría de los trabajadores, cargos vitalicios, entre otros.
En cuanto a la elección del Consejo de la Magistratura, al incluir una boleta con los integrantes a la misma, el Gobierno de turno, en este caso el Peronista, se garantiza que al ganar la elección, los integrantes de la magistratura puedan destituir a los jueces que no le son afines y nombrar a jueces que respondan a sus intereses.
La justicia actual de “independiente” no tiene nada. Claramente representa los intereses de la clase explotadora y lo seguirá haciendo bajo este sistema.
Un cambio democrático sería la elección popular de los jueces, la revocatoria de mandatos de los mismos.  Pero esto sólo lo vamos a conseguir cambiando el sistema, no reformándolo.