martes, 20 de agosto de 2013

Balance de las elecciones primarias.


Las elecciones primarias del 11 de agosto de 2013 han concluido. Es indudable que desde su victoria en octubre de 2011 con el 54% de los votos, el Frente para la Victoria viene perdiendo buena parte de su capital político. Y nosotros creemos que esa caída tiene un sustrato material basado en la contradicción entre lo declamado y la realidad. Esa contradicción ha frustrado la expectativa de muchos que le dieron oportunamente apoyo, como los trabajadores que pararon masivamente el 20 de noviembre de 2012. Es que más allá de la retórica gubernamental, el balance de esta década es que los cambios estructurales respecto del modelo neoliberal de los 90 son imperceptibles. 

La estructura económica sigue dominada por el capital extranjero en asociación con el gran capital local. La tierra sigue en manos de los mismos grupos concentrados y la explotación de la soja avanza en todo el país a expensas de la liquidación de los pequeños propietarios. Casi un 40% de los trabajadores está en negro y muchos otros sufren otras formas de superexplotación laboral, como la tercerización o los contratos eventuales. Para ello las patronales se apoyan en la burocracia sindical y el gobierno que las auxilia a través del Ministerio de Trabajo. 
Lo novedoso en los últimos 10 años es la aparición, de manera embrionaria, de nuevos cuerpos de delegados y comisiones internas clasistas y antiburocráticas. 
Otra de las contradicciones reside en que mientras los impuestos por bienes personales son bajísimos (del 4% contra el 27% en Europa), cada vez más trabajadores pagan impuesto a las ganancias y el IVA se ha mantenido en un 21% una de las tasas más altas del mundo. La renta financiera sigue sin pagar impuestos, lo mismo que la tierra que se mantiene ociosa, que sólo paga impuesto inmobiliario. 
El país se ha vuelto importador de energía, destinando a ese recurso 12.000 millones de dólares anuales. La continuidad de la política de concesiones privadas en los ferrocarriles y el subte no sólo que ha generado un pésimo servicio sino que ha provocado crímenes sociales. La vivienda propia es cada vez de más difícil acceso para la clase trabajadora mientras el boom de la construcción ha estado al servicio de la especulación inmobiliaria.
Finalmente, la carestía de la vida contribuye a una distribución regresiva del ingreso, recortando el salario real y abultando las ganancias empresarias. 
Todo lo relatado constituye la base material que explica no sólo el fin de una determinada estrategia de acumulación sino también la fuga de votos que sufrió el gobierno.
El crecimiento del desempeño electoral del Frente de Izquierda y los Trabajadores debe entenderse en ese marco, el de miles de trabajadores que buscan una alternativa política que exprese sus intereses. Precisamente lo que está pendiente en Argentina es la constitución de una herramienta política que aglutine a la clase trabajadora y demás sectores populares para superar la lógica del capital y eliminar toda forma de explotación.