miércoles, 9 de octubre de 2013

Notas: acerca del avance del imperialismo chino sobre América Latina

Segunda potencia económica global -superada por los Estados Unidos-, China se ubica, en la actualidad, en el segundo puesto en cuanto a: exportador e importador mundial de bienes (con un 11.8% del total global), productor de manufacturas (19,8 %), receptor de inversiones extranjeras directas (9%) y, fundamentalmente, exportador de capitales (con un 8,5 %). El tenor de la potencia oriental en el contexto mundial ha ido in crescendo en los últimos años; tal es asi que, según se prevee, de mantener su crecimiento, hacia 2016 superaría a la potencia norteamericana, convirtiéndose así en la primera a nivel global.
China es el país de mayor crecimiento económico mundial, con una tasa anual de aumento del PIB de más del 10% en las últimas tres décadas; datos del año 2011 indican que el mismo representó un 17% del total global, porcentaje equivalente al de la Eurozona, aunque inferior aún al de EEUU (23%). El colosal desarrollo de las fuerzas productivas, conduce a China a traspasar sus fronteras expandiéndose por el mundo. Datos relevados por distintas agencias y organizaciones privadas y estatales demuestran que "el gigante asiático" estuvo entre los mayores inversores del mundo en 2012, tendencia ésta que evoluciona positivamente (con un aumento del 17,6% respecto al año anterior).
Hacia finales de 2012, el total acumulado de participaciones chinas en el exterior representó US$ 531.900 millones, de las cuales el 92,4% refieren principalmente a siete sectores, entre los cuales destracan: finanzas, minería y servicios comerciales. Los destinos favoritos de las inversiones directas durante dicho año fueron Hong Kong y Estados Unidos (con unos 4.050 millones de dólares invertidos, es decir, con un salto del 123,5% respecto a 2011). En cuanto al último de ellos, la potencia asiática se ha convertido en su prestamista número uno: la deuda norteamericana para con China asciende a unos 3 billones de dólares. Imaginemos las ventajas que ello le trae aparejada, tales como la evasión de las sanciones comerciales que EEUU impone a distintos países (China compra libremente petróleo al sancionado Irán, por ejemplo).


Cual potencia capitalista, China no oculta sus rasgos imperialistas: sus monopolios invaden el mundo, poniendo el ojo en nuevas zonas, disputándose las mismas -en ocasiones- con otros gigantes, reforzando el control en las ya presentes, firmando acuerdos con gobiernos "tercermundistas", realizando incursiones militares -tales como las recientes en India- (robusteciendo, para ello, su poder militar en el mundo -no por casualidad China ocupa hoy el tercer puesto en capacidad militar-), y, además, superexplotando a sus trabajadores en pos de la creciente extracción de plusvalía y trasladando dichas condiciones de explotación laboral a los países en los cuales las empresas se instalan.
En este sentido, novedosa ha sido en los últimos años la penetración y propagación de capitales de origen chino en América Latina; tal es así que se impone como tema central en la agenda de instituciones internacionales, como la CEPAL, en universidades latinoamericanas, que reciben a funcionarios del país asiático e inauguran seminarios de relaciones bilaterales, entre otros. En el proceso de avance chino sobre esta parte del continente, distinguimos dos componentes: la multiplicación del volumen de las inversiones y la diversificación de las mismas.

Respecto al primero, el Ministerio de Comercio Chino afirmó que la región es "el segundo mayor destino inversor del país -tras Asia-"[1], al cual se designó un monto en Inversiones Extranjeras Directas que evolucionó de US$ 15.000 millones en 2010, a más de 250.000 millones en 2012. Si bien lo abultado de la última cifra choca con las declaraciones últimas de la CEPAL[2], que aventura un crecimiento de hasta US$ 113.000 millones para este año, lo cierto es que no caben dudas del extraordinario avance chino sobre latinoamérica, como tampoco sobre el carácter abrupto de la irrupción asiática en el continente[3]. Con escasa presencia en el 2000, la agresiva inversión de 2010, lo convirtió, ya por entonces, en el tercer país inversor en América Latina y el Caribe, con un 9% de participación (luego de EEUU -17%- y los Países Bajos -13%-). La tendencia indicaría que, para 2015, China reemplazaría a la Unión Europea como segundo principal inversor en América Latina.
En lo que concierne al segundo de lo componentes, está en los planes chinos -tal como lo expresara Xu Shicheng (investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Academia de Ciencias Sociales de China de visita en Méjico) ampliar el campo de inversiones, excediendo al de los commodities, extracción minera y otros recursos naturales, hacia el sector de infraestructura (construcción de puertos y ferrocarriles), agroindustria, sector forestal, producción de energía eléctrica, negocio bancario, entre otros. En este sentido, en lo que atañe al desembarco y movimiento de los capitales chinos, la Argentina nos ofrece un claro y preocupante ejemplo, como veremos más abajo.
Otra de las características a mencionar de la presencia del imperialismo chino en América Latina, es su disposición geoestratégica con tendencia a la concentración de capitales en Brasil (40 % de las mismas, según una agencia de planificación china), México (país que se consolidó como segundo mayor receptor de la región, con una IED de US$ 17.700 millones) y Argentina, fundamentalmente, luego Perú (al que destina un 31% de las inversiones), Bolivia , Chile[4], Uruguay y Venezuela[5].
En este marco, Argentina, que tiende a convertirse en los próximos años en destino preferencial de las firmas chinas, ofrece un caso ejemplar de abrupto crecimiento y expansión del volumen de las IED y sobre todo de diverificación de las mismas. Tanto el Gobierno nacional como los analistas privados vienen anticipando el aumento de las inversiones asiáticas en tierras y en empresas vinculadas con la producción primaria. El último informe de la CEPAL, confirmó estas presunciones: de acuerdo con los datos de la entidad, las inversiones chinas en el país ascendieron a 5.550 millones de dólares, una cifra inmensa frente a los 143 millones que habían alcanzado en los 19 años anteriores.
Sin embargo, no llega a develarse la verdadera magnitud de la penetración del gigante asiático en el país: sus nuevos objetivos y estrategias de fondo. Es que, además de ganar posiciones en la producción de commodities, China pone sus ojos en los desarrollos hidroeléctricos, en el sector bancario "y hasta en un ambicioso plan para impulsar el Belgrano Cargas"[6] (el cual, paradójicamente, atraviesa catorce provincias del centro y norte de Argentina). Las visitas del embajador chino (bien asesorado por el ministro de Producción santacruceño) a la Patagonia confirman a la región como zona de potenciales desembolsos. En Santa Cruz, los capitales asiáticos "evalúan desarrollar tres parques eólicos (en Koluel Kayke, Pico Truncado y Caleta Olivia) y una planta para la fabricación de turbinas y componentes para los aerogeneradores (Puerto Deseado)". En el negocio hidroeléctrico dos empresas (Sinohydro y Gezhouba) muestran su intención de participar en la licitación de dos represas, hecho que el ministro de Planificación Julio De Vido saludó con beneplácito, agregando:
 "(...) ambas centrales constituyen el emprendimiento hidroeléctrico más importante de la historia (...) China ya viene realizando importantes inversiones en la Argentina (...) en la provincia de Río Negro hay un acuerdo para producir soja en 200 mil hectáreas regadas de manera artificial, y en la mina de Sierra Grande lograr una producción de acero de 1,5 millones de toneladas anuales"[7]
A su vez, China mantiene firme su intención de "participar" en la estructura de transportes de la Argentina, asegurando el tránsito eficaz de mercancías en todo el país (de procedencia oriental y hacia destino oriental); en este marco, se planea un desembolso de US$ 10.000 millones para la reactivación del Belgrano Cargas (que, con sus 7.300 kilómetros, recorre medio país y tiene llegada a tres puertos, Barranqueras, Rosario y Buenos Aires). Saludada por el ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, parte de la obra ya está en marcha en la provincia de Chaco.
Por otra parte, los capitales chinos siguen pisando fuerte en lo que atañe al refinamiento y venta de combustibles, a través -fundamentalmente- de la firma CNOOC (que opera una refinería en Campana y las casi 450 estaciones de servicio que Esso tenía en el país). En paralelo, Sinopec (la refinería china más grande de Asia) adquirió los activos de la norteamericana Oxy en Argentina, iniciando perforaciones en Vaca Muerta, Neuquén. Además, las chinas TCL Group (la más grande del mundo en la fabricación de productos electrónicos, con 40 oficinas a nivel global y más de 60.000 trabajadores) y Petro AP (que ya explota El Caimancito, en Jujuy), desembarcaron en las áreas hidrocarburíferas de Mendoza.
Respecto al sector bancario, los chinos refuerzan su presencia en él; en posesión del Standad Bank, el asiático ICBC actuaría como facilitador para la llegada de inversiones al país (Mendoza ocupa un lugar estratégico en las salidas terrestres que van al Mercosur y al Pacífico). En otro orden, firmas chinas apuntan a aumentar su presencia en Jujuy (en la actividad tabacalera), en San Luis (turismo, infraestructura, agricultura y ganadería) y a ahondar su ingerencia en el sector maderero y de biodiesel. De tal forma, China está presente directa o indirectamente en las 23 provincias argentinas.
Así las cosas, podemos concluir: que en tanto continúe fortaleciéndose y expadiéndose el imperialismo chino, al punto de desplazar en nuestro continente, a monopolios europeos, primero, y norteamericanos, luego (considerando que latinoamérica ha sido históricamente bastión de la influencia yanqui), se avizoran nuevos choques interimperialistas por el reparto del mundo. Proceso en el que sin dudas lo más perjudicados serán los pueblos, carne de cañón de sus Estados. Así como también, podemos confirmar el rol entreguista de las burguesías de los Estados "dependientes", sometidas siempre a la voluntad de los monopolios, que actúan hoy como socias menores o gerenciadoras del gran capital. En este caso, también los trabajadores sufrirán un mayor grado de explotación y despojo.



·      "China reemplazaría a la UE como segundo inversor en América latina en el 2015". Gestión (Perú) 31/03/13 http://gestion.pe/economia/china-reemplazaria-ue-como-segundo-inversor-america-latina-2015-2062623
·      "Analistas: inversiones directas de China en América Latina seguirán aumentando"  www.americaeconomia.com (Méjico)  http://www.americaeconomia.com/economia-mercados/finanzas/analistas-inversiones-directas-de-china-en-america-latina-seguiran-aument
·      "China diversifica sus inversiones en América Latina" The Wall Street Journal. 13/09/12 http://online.wsj.com/article/SB10000872396390444017504577648183826409296.html
·      "China estuvo entre los mayores inversores en 2012" www.clarin.com  09/09/13 http://www.ieco.clarin.com/economia/China-mayores-inversores-mundo_0_989901274.html
·      Comunicado de prensa: "Secretaria Ejecutiva destacó la importancia de mejorar la calidad de las relaciones América Latina - China" CEPAL  22/08/13 http://www.eclac.org/cgi-bin/getProd.asp?xml=/prensa/noticias/comunicados/9/50749/P50749.xml&xsl=/prensa/tpl/p6f.xsl&base=/prensa/tpl/top-bottom.xsl






[1] "China acelera la inversión en America Latina". Ministerio de Comercio de la República Popular China. 18/02/13. Consulta: 15/09/13  http://spanish.mofcom.gov.cn/article/reportajeexterior/201302/20130200029608.shtml
[2] "Informe sobre la inversión extranjera directa (IED) en América Latina y el Caribe". CEPAL 20/05/13
[3] En 2010 se concreta una de las mayores adquisiciones en la historia china, con la compra de una participación de la filiar brasilera de repsol YPF por US$ 7.000 millones.
[4] El 50 por ciento del cobre de Chile se vende a China. "El intercambio comercial este año llegó a los 31.000 millones de dólares, casi el doble que con Estados Unidos, nuestro segundo socio comercial"  (Luis Schmidt-Embajador de Chile en China).
[5] Venezuela es uno de los principales receptores de préstamos de China en América Latina. Suman un monto total de 44.500 millones de dólares. Dicha deuda es compensada en barriles de petróleo, del orden de 270.000 barriles diarios.
[6] "El gigante avanza: China profundiza desembarco en la Argentina y ahora viene por más alimentos, energía y trenes". www.iprofesional.com (de infobae) 21/01/13 http://www.iprofesional.com/notas/151701-El-gigante-avanza-China-profundiza-desembarco-en-la-Argentina-y-ahora-viene-por-ms-alimentos-energa-y-trenes

[7] Extraído de www.iprofesional.com (antes citado).