viernes, 27 de noviembre de 2009

LAS ARMAS DEL CAPITALISMO

En la primera semana de septiembre de 2009 los principales medios anunciaban un importante acuerdo militar entre Francia y Brasil, con un monto que supera al del Plan Colombia y al acuerdo militar entre Venezuela y Rusia. La compra de helicópteros, submarinos y la posibilidad de construir un submarino nuclear pondría a Brasil como la potencia militar del Cono Sur.
¿Qué lectura podemos hacer de este hecho? Primeramente, debemos decir que este rearme de Brasil es meramente disuasivo ¿a quién se pretende disuadir?, a los EEUU porque sus intereses en América Latina siguen siendo muy importantes: la pasividad ante el golpe de Estado en Honduras, la ampliación de su capacidad operativa en la región a través de la apertura de bases militares en Colombia y la reactivación de la IV flota (del Atlántico) así lo demuestran.
También detrás de este hecho podemos descubrir cómo el discurso (o parte de él) que tuvieron las clases dominantes durante todo el período que reforzaron su poder de clase por sobre los trabajadores (conocido como neoliberalismo) se está revirtiendo; durante las décadas pasadas se decía que los Estados habían desaparecido, que las fronteras no existían y que vivíamos en una aldea global (como si todos fuéramos iguales); ahora los recursos vuelven a ser significativos como así también su defensa a través de estas asignaciones militares que vuelven a considerar a ciertos recursos como estratégicos, por lo tanto, determinados territorios vuelven a ser importantes para los Estados (este pensamiento nunca fue abandonado por los Estados Centrales). En Argentina este debate sigue ausente porque justamente el Estado Argentino con la administración K representa los intereses mineros y petroleros, la ausencia de políticas tendientes a recuperar nuestro patrimonio sumado a la explotación que empresas petroleras y mineras trasnacionales pretenden seguir realizando sobre nuestro subsuelo reafirman la continuidad de algunas de las políticas que caracterizaron la década de los noventa.
Pero volviendo al caso brasileño también debemos preguntarnos qué intereses defiende o resguarda este arsenal, porque una cosa es defender los recursos, pero Brasil no es una federación socialista, por lo tanto, se están defendiendo los recursos pero también su apropiación y los beneficios obtenidos de este control.
Por otra parte podemos preguntarnos sobre el socio militar, la Francia de Sarkozy, quién actuó para beneficiar a empresas francesas en la competencia contra sus similares norteamericanas y de suecas.
Sabemos que la industria militar (al igual que el objetivo final de esta industria, la guerra) ha servido para expandir geográficamente al capital, ya que éste para reproducirse necesita expandirse a otras áreas diferentes de las cuales surgió. Quizás podamos ver como algo positivo la defensa de recursos estratégicos pero preguntarnos al mismo tiempo, cuál es el sentido de dicha defensa si no se transforma en un beneficio para los trabajadores y si además se beneficia a una empresa (en este caso francesa) que busca nuevos mercados para la creación de instrumentos que servirán para traer una destrucción que permitirá al capital, volver a expandirse.

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