Los signos de la
profunda crisis por la que atraviesa el capitalismo han comenzado a
manifestarse, desde hace ya varios años, en los llamados países del “Primer Mundo”:
aquellos procesos de desmantelamiento de los Estados de Bienestar, ajuste,
recorte de las conquistas de los trabajadores, y crecimiento vertiginoso de la
pobreza y de los sectores marginales de la sociedad que se instalaron hace ya
más de tres décadas en regiones como la nuestra, comenzaron a implementarse en
el último lustro en los principales países capitalistas. En este sentido, las gestiones
de Nicolas Zarkozy, en Francia, Silvio Berlusconi, en Italia y José Luis
Rodriguez Zapatero, en España, por citar algunos ejemplos, han sido las más
claras impulsoras de las políticas neoliberales en Europa, en pos de paliar los
efectos de la crisis. De la mano de estos procesos, las condiciones de vida del
pueblo trabajador no han hecho otra cosa más que agravarse: los índices de
desempleo han alcanzado cifras históricas (en España una tasa récord del 26%),
cientos de trabajadores inmigrantes han sido castigados y expulsados de las
metrópolis (víctimas del recrudecimiento de la xenofobia), otros tantos han
quedado en situación de calle, ni qué hablar de los niveles de explotación a
los que se encuentran sometidos quienes conservan aún su empleo.
Esta crisis
general y de alcance inédito no deja de trasladarse al plano de actuación -global-
de las fuerzas capitalistas que intentan salir de la crisis en base a la
explotación de los recursos de los países más pobres, agudizándose, de modo
tal, las contradicciones imperialistas por el reparto del mundo. En este caso,
dichas contradicciones se manifiestan en el continente africano, objeto apetecible
para nuevos pretendientes, como China, India y Brasil. Desde 2010 la subregión del oeste africano, es objeto de ingerencias
e intervenciones militares de las potencias imperialistas con el pretexto de
“lucha contra el terrorismo” (enemigo al cual ellas mismas alimentan -no
olvidemos la entrega de armas, entrenamiento y fuerzas especiales que Estados
Unidos concretó para el derrocamiento de Khadaffi). Detrás de las pretendidas
"pacificación" y "estabilización" del territorio, lo que
está en juego, en realidad, son:
- la política imperialista por el
reparto del mundo (en este caso del continente africano);
- el acceso al petróleo del Golfo de
Guinea, al uranio de Níger y a los ricos materiales que abundan en la región;
- la lucha de los imperialistas
anglosajones (EEUU, GB) y Francia, para frenar la penetración en la región de
China, India, Brasil, y, por último;
- aplastar cualquier intento de
protesta de las masas populares, sumidas en la miseria, que sufren la falta de
libertad política y la represión ejercida por la clase dominante local títere
del imperialismo.
Así las cosas,
los bombardeos últimos de Francia sobre el territorio de Malí, no son un hecho
menor, en momentos en que la economía francesa presenta una situación de
"crecimiento cero", en que la tasa de paro asciende al 10,5%,
incrementándose las tensiones sociales y con miras a profundizar la la agresiva
política de austeridad que golpea a las capas populares. Francia intenta
reafirmarse como potencia con sus derechos sobre una zona que alguna vez le
perteneció, sobre un territorio que se ha privatizado y repartido como una
torta entre las multinacionales en las últimas tres décadas.
Malí es una
nación africana de aproximadamente 15 millones de habitantes, octava en los
últimos cuatro años en ser bombardeada por las potencias occidentales (luego de
Irak, Afganistán, Pakistán, Yemen, Libia, Somalía y las Filipinas). Tiene un
rico territorio que alberga por un lado, a más de la mitad de su población
total ubicada por debajo de la línea de la pobreza, una clase dominante
corrupta y servicial a los intereses imperialistas y un Estado altamente
endeudado. Respecto a sus recursos naturales, Malí cuenta con: oro (tercer productor de oro en África
con prospecciones a gran escala; siete minas de oro operativas y minas que han
reiniciado la producción en los últimos años y otros tantos proyectos
avanzados), uranio (indicios
alentadores de presencia de yacimientos de gran potencial, avanzan las
prospecciones), diamantes (potencial
en la prospección, descubrimiento reciente de 30 rocas kimberlitas de las
cuales 8 han confirmado su carácter de
diamantes), piedras preciosas (en
cantidad: granates, minerales magnéticos de rara clase, minerales de pegmatita,
corindones, minerales metamorfoseados, cuarzo y carbonatos), mineral de hierro, bauxita y magneso (a
explotar, cálculos dan más de dos
millones de toneladas de potenciales reservas de mineral de hierro y 1,2
millones de bauxita), otros recursos
minerales y potenciales (cobre, mármol, yeso, caolín, fosfato, plomo y
zinc, litio, esquisto bituminoso, lignito, sal de roca, diatomita) en
potenciales estimados de millones de toneladas) , petróleo (cuyo potencial ya atrae un interés significativo de los
inversores), además de su potencialidad como ruta estratégica de transporte de
petróleo y gas del Sub-Sahara hacia el mundo occidental. ESO LO EXPLICA TODO.
Desde el 11 de
Enero pasado cientos de bombas caen sobre la población civil: miles de personas
huyen de las zonas de guerra refugiándose en países limítrofes donde la
población también es pobre. Pareciera que la historia se repite, decenas de
años hace que los pueblos sufren bombardeos, represión, explotación; la
conclusión es clara: la rapiña, el saqueo, la muerte, la desolación para los
pueblos es una condición sine qua non
del sistema capitalista. Hace medio siglo, la población argelina luchaba por
librarse de las cadenas imperialistas que la oprimían; hoy, el mismo agresor, Francia,
demuestra que no ha renunciado al saqueo, so pena de quedar retrasada en la lucha
interimperialista por el reparto del mundo. En este último, globalizado, interrelacionado,
tienen más vigencia que nunca las palabras del Manifiesto Comunista, escrito hace
más de ciento sesenta años: "PROLETARIOS
DE TODOS LOS PAÍSES, UNÍOS", en la convicción de que sólo los trabajadores
del mundo están en condiciones e interesados en terminar con la explotación del
hombre por el hombre.