Si todo fuese como lo transmite
Argentina en Noticias la pobreza en nuestro país estaría a punto de
desaparecer, la deuda externa ya no pesaría como antes sobre cada
argentino, habríamos iniciado un camino inigualado de independencia y desarrollo
(industria pesada incluída), los científicos, antes obligados a irse del
país, habrían vuelto a una patria que ahora los apoya y estimula, el vigente
modelo político-económico argentino estaría concitando el interés mundial por
la magnitud de sus éxitos, y en definitiva el sistema capitalista, cuya brutal crisis golpea con fuerza aún a los
países más desarrollados del mundo, tendría un ejemplo esperanzador en el
"modelo de desarrollo con inclusión" inaugurado por el patriota
post-mortem Néstor y continuado por Cristina Fernández.
No cierran los números
Sin embargo, el ilusorio paraíso mediático
creado por el gobierno se va esfumando rápidamente ante la dura realidad que, a
diario, viven los trabajadores y el
pueblo. Veamos algunos datos oficiales, más precisamente de la Encuesta
permanente de Hogares ,tercer trimestre del 2012: 30% de la población urbana
argentina (11,1 millones de personas) vive con 35 pesos por día, es decir, recibe
menos de 1800 por mes. Existe además un 10% que vive con menos de 17 pesos por
día;mediciones no oficiales ubican a la pobreza, hoy, en no menos del 20% de la
población urbana, es decir más de 7 millones de pobres; digamos, de paso, que no
precisamos de las estadísticas para saber del abrumador crecimiento de la pobreza y de la marginalidad; éstas se
observan a simple vista en las calles de las principales ciudades argentinas. Del
mismo modo la desocupación la cual, según puede verse en la página web del
INDEC, alcanzaría un 7.6 a lo que debe sumarse: subocupación 8,9 %, subocupación
demandante 6.2, subocupación no demandante 2,7. Es sabido cómo este organismo
oficial falsea las estadísticas
ocultando aquellos datos que perjudican
al gobierno, no obstante, estos números, en
la realidad concreta, significan, como mínimo un 20% de gente sin trabajo en la
población económicamente activa.
Otros datos oficiales (Ministerio de Trabajo) actualizados a junio de
2012 dicen que existen 15.913.400 de personas ocupadas de las cuales (hablando
en criollo) están en blanco 10.553,566, es decir el 66,3%, el restante 33,6
trabaja en "negro" lo que quiere decir que no tienen obra social,ni
aportes para una futura jubilación, ni derechos por enfermedad, accidentes, etc.
Por supuesto que el grueso de los trabajadores en negro son asalariados en
relación de dependencia y, además, ganan cerca de un 30% MENOS que los
empleados en blanco (recordemos que en los años del menemismo los trabajadores
eran seducidos por el trabajo en negro pues éste les significaba mayores
ingresos, hoy no es necesario para la patronal seducir a nadie, el trabajador se
ve obligado a emplearse ilegalmente o no
trabajar; es decir otra forma de explotación se "confirmó" y
acentuó,en los años de gobierno "nacional y popular") Sigamos con los
datos del Ministerio de Trabajo: hasta junio de 2012, el promedio del salario
bruto de los trabajadores en relación de dependencia era de $ 6.200, sin
embargo, siempre datos ofiales, el 65% cobraba menos que el promedio y el 25%
menos de 3000 pesos mensuales; si tenemos en cuenta el costo de la canasta
familiar de 7000 pesos (mediciones hechas
por universidades coincidentes con el informe del gremio ATE para una familia
tipo) vemos que a la mayoría de los
trabajadores argentinos no sólo les cuesta llegar a fin de mes, sino que año a
año se van empobreciendo.
Hablando de buitres
Pero no es nuestra intención
oponer a la felicidad mediática del sistema,en este caso aparatosamente
representada por el gobierno de turno ,una larga lista de desvelos y preocupaciones
que podrían agregarse a los que sufren las clases desposeídas.Ya hemos hablado
en "El Asalariado" sobre el discurso mentiroso que ha cautivado a los
sectores "progre"; de la extranjerización de la economía, de los falsos
actos de soberanía, del pago de la fraudulenta deuda externa, de las muchas
medidas reaccionarias (como la ley antiterrorista y la ley de accidentes de
trabajo) de la represión real y sistemáticamente negada por los aplaudidores, la
corrupción, etcétera. Sería erróneo si alguien concluyera en que estamos
"contra el gobierno" pues, en rigor de verdad estamos contra el
capitalismo como sistema que perdura en base a la explotación de los
trabajadores, y en este sentido sostenemos que el gobierno actual es un modelo de capitalismo lamentable, ni
siquiera tiene vuelo propio (léase proyecto de una "burguesía
nacional") como en otros tiempos pudo
intentar el llamado "populismo", por el contrario éste favorece a las grandes
empresas extranjeras, y reparte las migajas del festín entre amigos. Digamos, tanto
que se habla de los fondos" buitres", que en nuestro país los
auténticos buitres son su clase dominante la cual subsiste de devorar la carroña
que desdeña el imperialismo.
Los problemas de la clase
La clase media argentina se manifiesta
ofendida porque no puede comprar dólares e indignada por la falta de
seguridad; ninguna de esas cuestiones forma parte de las preocupaciones de los asalariados, los
desocupados y subocupados ¿Qué obrero puede comprar dólares con los magros
salarios y la inflación?Y, en cuanto a la inseguridad, existe preocupación y
asombro ante todo por el crecimiento explosivo de la delincuencia, pero como
bien puede verse, en los reclamos obreros no está presente el tema. En suma, estas
cuestiones afectan desde la pequeña burguesía para arriba. Lo que sí
podemos constatar es la preocupación del pueblo trabajador por el deterioro del
salario real; por las crecientes dificultades para acceder a una vivienda; por
las deplorables condiciones de la salud pública cuyos hospitales, atestados de
pacientes, carentes de personal, insumos e infraestructura son un retrato cabal
de un país pobre; y otras cuestiones tales como las escuelas de las barriadas
cuyo rol pedagógico ha sido suplantado por la función de contener la
creciente marginalidad; los transportes cuyo coste y condiciones son una ofensa
cotidiana que se le inflige al pueblo; el abandono que los municipios hacen de
los barrios donde viven los trabajadores, siempre lejanos, siempre mal
iluminados, siempre con su pavimento (cuando existe) destruído. En fin estas y
otras cuestiones, producto de una pauperización ininterrumpida comenzada hace
décadas, constituyen las auténticas preocupaciones del pueblo trabajador.
Las tareas para el cambio
Si los trabajadores pudieran
confluir en un Partido que representase cabalmente sus intereses, no serían, tal vez, necesarios los agotadores y a veces vanos esfuerzos de la lucha
contra la burocracia sindical la cual, en muchos casos, lleva décadas enquistada
en las direcciones de los gremios. Pero
los trabajadores están, en gran número, (el 64% de los ocupados) en los más de
tres mil sindicatos de nuestro país -datos de la Dirección de Agrupaciones
Sindicales dependiente de la cartera laboral- y allí en esas organizaciones que
la clase construye para luchar contra los patrones están, paradójicamente, los
primeros enemigos a vencer, los peores pues están en su propio seno, conduciendo y conspirando a la vez contra sus compañeros; son los burócratas, los reformistas, los conciliadores, aquellos que
prohijados por el Estado, la patronal y los partidos políticos y con los métodos
más infames, contribuyen a mantener "en caja" a los trabajadores, es decir en los estrechos límites
del reclamo salarial. De este modo, la clase social que objetivamente está en
situación de transformar la sociedad y terminar con la explotación del hombre
por el hombre, ve mellado su filo revolucionario quedando reducida a simple
productora de plusvalía o lo que es lo mismo: soporte de las relaciones de producción
que la oprimen.
Sabemos, en la OTM, que existen
sindicatos clasistas y combativos y saludamos, además, el surgimiento en todo el
país de agrupaciones de las mismas características, pero también vemos con
preocupación cómo, en general se reproducen los errores y defectos de los
partidos de izquierda en el plano político; el hegemonismo (dirigimos nosotros
o nada); el electoralismo (nos juntamos para las elecciones y después si te he
visto no me acuerdo); el vanguardismo ("merecemos" dirigir por lo que
pensamos, no por lo que hacemos) y también el sectarismo por el cual,muchas
veces, la agrupación termina siendo de unos pocos por razón de aferrarse a un
estrecho y rígido marco ideológico que la masa desconoce o no comparte.
Así las cosas, no debe esperarse
pues el ejemplo desde la política sino que debe comenzarse desde las
bases, promover allí el debate de ideas, la unidad la democracia y la lucha con todos los trabajadores. Desde
nuestro punto de vista debe pensarse menos en efímeras alianzas y más en la
construcción de organizaciones que privilegien de forma seria y sostenida en el
tiempo no sólo la lucha sino también la formación sindical y política .
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