lunes, 4 de febrero de 2013

La única verdad es la realidad


    Si todo fuese como lo transmite Argentina en Noticias la pobreza en nuestro país estaría a punto de desaparecer, la deuda externa ya no pesaría como antes sobre cada argentino, habríamos iniciado un camino inigualado de independencia y desarrollo (industria pesada incluída), los científicos, antes obligados a irse del país, habrían vuelto a una patria que ahora los apoya y estimula, el vigente modelo político-económico argentino estaría concitando el interés mundial por la magnitud de sus éxitos, y en definitiva el sistema capitalista, cuya brutal crisis golpea con fuerza aún a los países más desarrollados del mundo, tendría un ejemplo esperanzador en el "modelo de desarrollo con inclusión" inaugurado por el patriota post-mortem Néstor y continuado por Cristina Fernández.

No cierran los números

    Sin embargo, el ilusorio paraíso mediático creado por el gobierno se va esfumando rápidamente ante la dura realidad que, a diario, viven los trabajadores y el pueblo. Veamos algunos datos oficiales, más precisamente de la Encuesta permanente de Hogares ,tercer trimestre del 2012: 30% de la población urbana argentina (11,1 millones de personas) vive con 35 pesos por día, es decir, recibe menos de 1800 por mes. Existe además un 10% que vive con menos de 17 pesos por día;mediciones no oficiales ubican a la pobreza, hoy, en no menos del 20% de la población urbana, es decir más de 7 millones de pobres; digamos, de paso, que no precisamos de las estadísticas para saber del abrumador crecimiento de la  pobreza y de la marginalidad; éstas se observan a simple vista en las calles de las principales ciudades argentinas. Del mismo modo la desocupación la cual, según puede verse en la página web del INDEC, alcanzaría un 7.6 a lo que debe sumarse: subocupación 8,9 %, subocupación demandante 6.2, subocupación no demandante 2,7. Es sabido cómo este organismo oficial falsea las estadísticas ocultando aquellos datos que perjudican al gobierno, no obstante, estos  números, en la realidad concreta, significan, como mínimo un 20% de gente sin trabajo en la población económicamente activa.
    Otros datos oficiales (Ministerio de Trabajo) actualizados a junio de 2012 dicen que existen 15.913.400 de personas ocupadas de las cuales (hablando en criollo) están en blanco 10.553,566, es decir el 66,3%, el restante 33,6 trabaja en "negro" lo que quiere decir que no tienen obra social,ni aportes para una futura jubilación, ni derechos por enfermedad, accidentes, etc. Por supuesto que el grueso de los trabajadores en negro son asalariados en relación de dependencia y, además, ganan cerca de un 30% MENOS que los empleados en blanco (recordemos que en los años del menemismo los trabajadores eran seducidos por el trabajo en negro pues éste les significaba mayores ingresos, hoy no es necesario para la patronal seducir a nadie, el trabajador se ve obligado a emplearse ilegalmente o no trabajar; es decir otra forma de explotación se "confirmó" y acentuó,en los años de gobierno "nacional y popular") Sigamos con los datos del Ministerio de Trabajo: hasta junio de 2012, el promedio del salario bruto de los trabajadores en relación de dependencia era de $ 6.200, sin embargo, siempre datos ofiales, el 65% cobraba menos que el promedio y el 25% menos de 3000 pesos mensuales; si tenemos en cuenta el costo de la canasta familiar de 7000 pesos (mediciones hechas por universidades coincidentes con el informe del gremio ATE para una familia tipo) vemos que a  la mayoría de los trabajadores argentinos no sólo les cuesta llegar a fin de mes, sino que año a año se van empobreciendo.

Hablando de buitres

    Pero no es nuestra intención oponer a la felicidad mediática del sistema,en este caso aparatosamente representada por el gobierno de turno ,una larga lista de desvelos y preocupaciones que podrían agregarse a los que sufren las clases desposeídas.Ya hemos hablado en "El Asalariado" sobre el discurso mentiroso que ha cautivado a los sectores "progre"; de la extranjerización de la economía, de los falsos actos de soberanía, del pago de la fraudulenta deuda externa, de las muchas medidas reaccionarias (como la ley antiterrorista y la ley de accidentes de trabajo) de la represión real y sistemáticamente negada por los aplaudidores, la corrupción, etcétera. Sería erróneo si alguien concluyera en que estamos "contra el gobierno" pues, en rigor de verdad estamos contra el capitalismo como sistema que perdura en base a la explotación de los trabajadores, y en este sentido sostenemos que el gobierno actual  es un modelo de capitalismo lamentable, ni siquiera tiene vuelo propio (léase proyecto de una "burguesía nacional") como en otros tiempos pudo intentar el llamado "populismo", por el contrario éste favorece a las grandes empresas extranjeras, y reparte las migajas del festín entre amigos. Digamos, tanto que se habla de los fondos" buitres", que en nuestro país los auténticos buitres son su clase dominante la cual subsiste de devorar la carroña que desdeña el imperialismo.

Los problemas de la clase    

    La clase media argentina se manifiesta ofendida porque no puede comprar dólares e indignada por la falta de seguridad; ninguna de esas cuestiones forma parte de las preocupaciones de los asalariados, los desocupados y subocupados ¿Qué obrero puede comprar dólares con los magros salarios y la inflación?Y, en cuanto a la inseguridad, existe preocupación y asombro ante todo por el crecimiento explosivo de la delincuencia, pero como bien puede verse, en los reclamos obreros no está presente el tema. En suma, estas cuestiones afectan desde  la pequeña burguesía para arriba. Lo que sí podemos constatar es la preocupación del pueblo trabajador por el deterioro del salario real; por las crecientes dificultades para acceder a una vivienda; por las deplorables condiciones de la salud pública cuyos hospitales, atestados de pacientes, carentes de personal, insumos e infraestructura son un retrato cabal de un país pobre; y otras cuestiones tales como las escuelas de las barriadas cuyo rol pedagógico ha sido suplantado por la función de contener la creciente marginalidad; los transportes cuyo coste y condiciones son una ofensa cotidiana que se le inflige al pueblo; el abandono que los municipios hacen de los barrios donde viven los trabajadores, siempre lejanos, siempre mal iluminados, siempre con su pavimento (cuando existe) destruído. En fin estas y otras cuestiones, producto de una pauperización ininterrumpida comenzada hace décadas, constituyen las auténticas preocupaciones del pueblo trabajador.

Las tareas para el cambio

    Si los trabajadores pudieran confluir en un Partido que representase cabalmente sus intereses, no serían, tal vez, necesarios los agotadores y a veces vanos esfuerzos de la lucha contra la burocracia sindical la cual, en muchos casos, lleva décadas enquistada en las direcciones de los gremios. Pero los trabajadores están, en gran número, (el 64% de los ocupados) en los más de tres mil sindicatos de nuestro país -datos de la Dirección de Agrupaciones Sindicales dependiente de la cartera laboral- y allí en esas organizaciones que la clase construye para luchar contra los patrones están, paradójicamente, los primeros enemigos a vencer, los peores pues están en su propio seno, conduciendo y conspirando a la vez contra sus compañeros; son los burócratas, los reformistas, los conciliadores, aquellos que prohijados por el Estado, la patronal y los partidos políticos y con los métodos más infames, contribuyen a mantener "en caja" a los trabajadores, es decir en los estrechos límites del reclamo salarial. De este modo, la clase social que objetivamente está en situación de transformar la sociedad y terminar con la explotación del hombre por el hombre, ve mellado su filo revolucionario quedando reducida a simple productora de plusvalía o lo que es lo mismo: soporte de las relaciones de producción que la oprimen.
    Sabemos, en la OTM, que existen sindicatos clasistas y combativos y saludamos, además, el surgimiento en todo el país de agrupaciones de las mismas características, pero también vemos con preocupación cómo, en general se reproducen los errores y defectos de los partidos de izquierda en el plano político; el hegemonismo (dirigimos nosotros o nada); el electoralismo (nos juntamos para las elecciones y después si te he visto no me acuerdo); el vanguardismo ("merecemos" dirigir por lo que pensamos, no por lo que hacemos) y también el sectarismo por el cual,muchas veces, la agrupación termina siendo de unos pocos por razón de aferrarse a un estrecho y rígido marco ideológico que la masa desconoce o no comparte.
    Así las cosas, no debe esperarse pues el ejemplo desde la política sino que debe comenzarse desde las bases, promover allí el debate de ideas, la unidad la democracia  y la lucha con todos los trabajadores. Desde nuestro punto de vista debe pensarse menos en efímeras alianzas y más en la construcción de organizaciones que privilegien de forma seria y sostenida en el tiempo no sólo la lucha sino también la formación sindical y política .

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