sábado, 10 de febrero de 2007

INFLACIÓN: INSTRUMENTO DE EXPLOTACIÓN DE LA CLASE ASALARIADA Y LAS MASAS POPULARES

Desde la instauración en la Argentina de una nueva estrategia de acumulación (2001), hasta la actualidad, se asiste a un progresivo proceso inflacionario. Tanto el gobierno peronista de Kirchner como los capitalistas que operan en nuestro país sostienen que es el nivel remuneratorio de los salarios el responsable de la carestía. En ese contexto, el gobierno ha eliminado los aumentos salariales por decreto y ha pretendido, desde su asunción en 2003, condicionar la recuperación de los sueldos a incrementos de la productividad negociados con cada sector empresario. Sostiene que en la carrera contra los precios “siempre pierden los salarios”, pero omite recordar que los capitalistas requieren del auxilio del gobierno para ganar esa puja. De esta forma se confirma abiertamente la tesis marxista según la cual la burguesía necesita y emplea el poder del Estado para regular los salarios, es decir “para sujetarlos dentro de
los límites que benefician la extracción de plusvalía” (Marx , Carlos, La génesis del capital, separata de algunos capítulos de El Capital, Editorial Progreso, Moscú, 1972, pág. 32).
Ahora bien, si la inflación dependiera del nivel salarial, el estado actual de los sueldos debiera mantener estables a los precios, toda vez que los salarios reales en la Argentina se encuentran, en promedio, en un 13% por debajo de diciembre de 2001. Evidentemente, son los capitalistas y no los trabajadores quienes manejan esta variable introduciendo remarcaciones frente a una suba salarial. No es un fenómeno natural el que produce ese traslado, sino la política que implementan los empresarios, porque el salario sólo constituye un costo para ellos. En cambio para los trabajadores es un ingreso que disminuye en términos reales cuando hay inflación. Otro de los argumentos que se utilizan para explicar el proceso inflacionario en curso, reside en imputar tal tendencia al crecimiento del consumo. Sin embargo, esto sólo debiera quedar limitado a los productos adquiridos por los sectores de altos ingresos y no a la suba generalizada de las mercancías de primera necesidad. En el marco de
ingresos polarizados que caracteriza a la Argentina, es falso sugerir que la demanda global infla los precios (La brecha entre el decil con mayores ingresos y el más pobre era de 36,5 veces en el primer trimestre de 2006).
En realidad, los sectores más concentrados recuperaron su nivel de hiperconsumo, pero más de la mitad de los argentinos sólo navega las aguas del subconsumo.
El principal motor de la inflación es el modelo exportador que promueve el gobierno. Si el empresario argentino puede vender su producto en el mercado internacional obteniendo mayor rédito, traslada ese adicional al mercado local. Este mecanismo está vigente de manera abierta desde la devaluación del peso. Eso explica que el precio de la carne haya subido en los últimos tres años un 200%.
En ese estado de situación de la economía argentina, el gobierno difunde el temor a la inflación para desalentar las demandas salariales, mientras la burguesía más
concentrada sigue obteniendo enormes ganancias. En resumen, la
inflación resulta ser un mecanismo ingenioso para extraer una mayor cuota de ganancia a expensas de los ingresos de los trabajadores y el pueblo. Por otro lado, a fines de 2006, el gobierno anunció con alegría que el índice inflacionario había sido del 9,8% anual. ¿Cómo es que se llegó a semejante índice si los alimentos y las bebidas aumentaron un 20%, los alquileres un 13,8% y las expensas un 16,1%?. Sencillo, para alcanzar ese número el Instituto Nacional de Estadística y Censo (INDEC) incluyó rubros como: viajes a Europa, castración de animales, un crucero por el Caribe o una alianza de oro, mientras dejaba de lado otros que afectan directamente el bolsillo de las masas.
“No entiendo cómo llegó el gobierno al 9,8 % de promedio”, se preguntó el titular de la Unión Argentina de Inquilinos (UAI), Radamés Marini. No se preocupe, nosotros tampoco entendíamos.

No hay comentarios: