miércoles, 25 de febrero de 2009

IMPACTO DE LA CRISIS MUNDIAL EN ARGENTINA

Muchos sostienen que el impacto financiero es menor en Argentina porque estamos aislados de los mercados internacionales. Sin embargo, desde hace aproximadamente un año se registra una constante salida de capitales -20.000 millones de dólares- que consumió casi todo el superávit comercial. Asimismo, la falta de financiamiento externo está abriendo cada vez más dudas sobre los fuertes vencimientos en los servicios de la deuda externa que se avecinan en los próximos cuatro años.
Con el presente panorama, el gobierno peronista planea reducir los subsidios energéticos, seguir aumentando tarifas, acudir a las reservas del Banco Central y del Banco Nación para pagar deudas (con el pago al Club de París y la reapertura del canje de deuda), y mantener sin cambios al Instituto Nacional de Estadística y Censo para que la manipulación del índice de precios no incremente la deuda atada a la inflación.
En lo que respecta al empleo, las fábricas de autopartes alertaron que hay 1100 trabajadores dentro de su sector que se verán afectados por suspensiones y despidos. La General Motors y Peugeot-Citroen (PSA), comenzaron a aplicar suspensiones parciales, a partir de la caída de la demanda de unidades desde Brasil y también desde el mercado interno. Mercedes-Benz anticipó a sus proveedores que producirá menos en 2009. En el sector textil, la Cámara Industrial de la Indumentaria reconoció suspensiones en todo el sector a raíz de las cancelaciones de los pedidos desde Brasil y el aumento de las importaciones de ropa china que ya no encuentra tanta demanda en Estados Unidos. Las principales consultoras del país coinciden en que entre fines de 2008 y comienzos de 2009, el indicador oficial de desempleo –del 8%- aumentará dos puntos.
Mientras tanto las distintas facciones de la burguesía buscan estrechar filas para asestar nuevos golpes a los trabajadores y el pueblo. En ese contexto debe entenderse la propuesta de la Unión Industrial Argentina a gobierno y oposición para concretar un acuerdo político que permita adoptar, con la mayor cohesión y fortaleza posibles, las medidas de ajuste.
El impacto de la crisis en nuestra región será una dura prueba para los gobiernos populistas que han estado al frente de los gobiernos en los últimos años. Estos gobiernos gozaron de una coyuntura económica excepcional, con altísimos precios de las principales mercancías de exportación, devaluaciones competitivas de la moneda que no generaron hiperinflación, alto superávit fiscal y acumulación de crecientes reservas en los bancos centrales. El aludido marco les permitió hacer concesiones a los sectores más postergados de la sociedad y reducir el desempleo, pero sin cambiar la matriz de explotación de la fuerza de trabajo.
En Argentina la crisis que comenzó con una puja por la renta agraria entre bandos patronales, se está desarrollando hacia un estadio superior donde se empieza a cuestionar algo más que el sistema de retenciones a las exportaciones. En realidad, se vuelven a discutir los grandes temas pendientes de resolución, como por ejemplo, el peso de la deuda externa sobre la economía nacional.
Para revertir en lo inmediato la ofensiva capitalista, la crisis de 2001 dejó una enseñanza que hoy vive en Cerámica Zanón de Neuquén, de cómo enfrentar los cierres y despidos masivos: la ocupación y puesta en funcionamiento de las empresas por sus propios trabajadores.
Ahora bien, en lo estratégico, frente a la crisis del capitalismo no es posible remendar el sistema; hay que gestionar el cambio hacia otra economía en beneficio de la mayoría de la humanidad y de la propia naturaleza.

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